De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), México se registra como el séptimo lugar a nivel mundial y el tercero en la región de Latinoamérica en muertes por siniestros viales, con 22 decesos al día de jóvenes de entre 15 y 29 años.
Ocho de la mañana, inicia la rutina. La adrenalina recorre cada arteria y vena que compone el cuerpo. Desde la noche anterior preparan el atuendo Alitzel, Fernando y Martha, eligen el idóneo para subirse a su bicicleta.
“No creo que sea una ciudad segura para rodar. Falta mucha infraestructura. Si sales es porque te gusta y realmente eres apasionado de andar en bici.” Compartió Alitzel, con un cansancio diagnosticado en su rostro, claramente afectado por el sol matutino.
Sus medios de transporte preferidos les protegen cuales vallas alrededor de la banca donde permanecen sentados unos minutos. El recorrido demandó un esfuerzo exagerado, sus piernas pedalearon desde Zinacantepec hasta el Parque Bicentenario. El ciclismo extremo se lleva a cabo, pues aunque el camino no haya sido empedrado ni circundante de pinos o la fortuna de un escenario boscoso, la urbe les implica -incluso- mucha más precaución.
“Los automovilistas no tienen la cultura de respetar a los ciclistas ni tampoco hay vías ideales para nosotros, las que existen solamente se encuentran aquí cerca del centro, pero todo lo demás está desprotegido. Por eso hay ocasiones en las que nos vemos con la necesidad de subirnos a las banquetas, no es porque queramos molestar al peatón, es por seguridad.” Lanzó un argumento Martha con temperamento preciso.
Fernando divisa la zona donde se encuentran, Paseo Colón se ha fraguado como la zona favorita para los ciclistas, siendo considerada ideal por ser recta. No obstante, levantó la voz para comentar: “yo creo que falta que pongan la protección debida, que realmente se note que hay vías para los ciclistas, porque como no colocaron bien la división de los carriles, los automovilistas siguen pensado que pueden usar nuestro carril, por eso al final resulta lo mismo, riesgoso.”
Martha apoyó el argumento de Fernando, diciendo: “es que falta una buena planeación urbana, que el Ayuntamiento meta la infraestructura debida, si ellos no hacen nada, ninguna protesta de parte de nosotros servirá.”
Los tres tienen una edad de 22 a 25 años, su fortaleza les da para aventurarse y salir a la peligrosidad de las calles de la capital mexiquense: “yo creo que porque somos jóvenes no medimos el riesgo que corremos rodando en la ciudad. Yo por ejemplo, me salgo solo deseando que no me va a pasar nada, trato de pensar siempre que será un buen día y ya, me da mucha adrenalina y me gusta mucho, pero sé que sí es peligroso.” Enfatizó en su argumento Alitzel.
Mientras conversaban, cuatro ciclistas pasaron veloces por la acera, intensificando el deporte extremo, no solo de rodar, sino de permanecer parados en el área más recorrida por dos llantas y un manubrio.
La ciudad toluqueña, ha ido incorporando mayor número de vías para los ciclistas desde el 2014 con mayor intensidad, de acuerdo a IPOMEX en el año 2014 se amplió la ciclovía contactando a Ciudad Universitaria, la Alameda y la Zona Centro, con la intención de auspiciar actividades sustentables y la reducción de uso de automóviles.
Dicha iniciativa, provocó la gestión de la renta de bicicletas bajo el nombre de “Huizi Toluca”, mejorando -según el principal objetivo- el traslado de un sitio a otro dentro de la ciudad. En el presente año, cumplirá 6 años desde su creación, contando ya con 26 estaciones, siendo las más utilizadas las ubicadas en Paseo Colón, Instituto Literario, Aldama y la Zona Centro, teniendo disponibles hasta ahora 350 bicicletas.
No obstante, Alitzel, con más de un año recorriendo las calles desde antes de los tiempos pandémicos, movió la cabeza expresando un negativo y dijo: “No, no. Yo llevo desde antes de la pandemia usando mi bicicleta en la ciudad y nada ha cambiado, se sigue viendo el poco respeto y despreocupación para nosotros, para que tengamos un buen recorrido.”