Libro acusa a industria alimentaria de influir en política y ciencia mexicana

De acuerdo con la investigación, las compañías encontraron cómplices en centros de investigación para obstaculizar medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2002.

Una investigación denuncia los métodos de la industria de alimentos procesados para influir en la política mexicana y la ciencia, como documenta el nuevo libro Alimentarnos con dudas disfrazadas de ciencia: Nutriendo conflictos de interés en México.

Los autores del libro afirman, en entrevista con Efe este domingo, que además de alianzas con políticos de las últimas décadas, las compañías “encontraron cómplices” en centros de investigación para obstaculizar medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2002.

“Se tejieron graves conflictos de interés, pero no solo a nivel de Gobierno, sino con investigadores y profesionales de la salud y nutrición, y así, muchos de ellos entablaron vínculos con la industria alimentaria y de bebidas, como si fuera lo más natural”, asegura Martha Elena García, coautora.

UNA RELEVANCIA EPIDÉMICA
El libro se publica mientras México es el cuarto país con más muertos por Covid-19, con más de 267,500, de los que 44% padecían hipertensión, más de una tercera parte diabetes y una quinta parte obesidad, de acuerdo con cifras oficiales.

“La pandemia ha ido exponiendo que las enfermedades, como la diabetes, la hipertensión, y la obesidad y el sobrepeso debilitan el sistema inmunológico, y que los productos ultraprocesados son responsables de muchos de estos padecimientos”, argumenta García.

La investigación también se difunde a un año de la confrontación entre el actual Gobierno mexicano y la industria de alimentos, que en México tiene el décimo mercado más grande del mundo, con un valor de 54,800 millones de dólares, cita la organización Food Export de Estados Unidos.

El funcionario encargado de la pandemia en México y subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, llamó “veneno embotellado” a los refrescos y responsabilizó a la ingesta de alimentos procesados de la obesidad y otras comorbilidades.

Los representantes de la industrias respondieron que el Gobierno pretende “estigmatizar” a sus productos y “encontrar un enemigo público a quien responsabilizar” por la crisis sanitaria de la pandemia.

MEDIDAS EN PAUSA
García sostiene que el texto expone el “contubernio entre industria, Gobierno y profesionales de la salud” que frenaron políticas en México, que ocupa el segundo lugar mundial en sobrepeso y obesidad, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Entre estas medidas, están el aumento del impuesto a los refrescos y bebidas azucaradas, regular la publicidad de comida para los niños, el etiquetado frontal de alimentos, y la prohibición de la comida chatarra en las escuelas, enuncia Guillermo Bermúdez, el otro autor del libro.

“Una de las conclusiones principales es que la industria tiene todo bien establecido, cómo reaccionar a cada una de las medidas para impedir, bloquear, minimizar y retardar, de ser posible hasta el infinito, todas las políticas públicas que se quieran hacer para regularla”, asevera.

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El investigador reconoce que el actual Gobierno ha implementado el nuevo etiquetado de alimentos, que está por cumplir un año en vigor en octubre con medidas que obligan a colocar octágonos negros que alertan del exceso de azúcar, calorías, grasas y sodio de productos preenvasados.

Aun así, lamenta que aún no haya avances en otros rubros.

“Hay un conjunto de medidas que se vienen queriendo instrumentar desde hace tiempo. ¿Qué ha fraguado hasta el momento? Se ve un cambio de paradigma, pero en realidad hasta el momento solo hemos visto el nuevo etiquetado”, menciona.

Fuente: Forbes