El silbido de dos nuevos trenes se escuchará en México en 12 meses. Esa es la promesa que ha hecho el presidente, Andrés Manuel López Obrador. A la obra emblema de esta Administración, el Tren Maya, se suma ahora el Tren Interurbano México-Toluca. Sin vacilar, el mandatario ha asegurado que el tendido férreo de 58 kilómetros de longitud se concluirá al unísono del proyecto férreo en el sureste del país: en diciembre de 2023. “Vamos bien. Trabajan el gobernador Alfredo del Mazo y la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, funcionarios federales y, sobre todo, están cumpliendo las empresas encargadas de la obra”, afirmó el Ejecutivo a través de redes sociales este domingo. Casi una década después de que comenzó su construcción, la obra sigue siendo una promesa. A través de este tendido se pretende conectar con una treintena de trenes a los millones de habitantes que viven en el valle de Toluca y en la zona poniente de la capital del país.
El Tren Interurbano México-Toluca fue un proyecto de la Administración priista de Enrique Peña Nieto, ha tenido severos retrasos y su costo se triplicó, al pasar de 38.608 millones de pesos previstos en 2013, a más de 105.000 millones de pesos, de acuerdo con las cifras más actualizadas de la Secretaría de Hacienda. La construcción del tren inició en 2014, pero la escasez de presupuesto, licitaciones desiertas y la falta de liberación de derechos de vía hicieron imposible su inauguración en el cronograma original, fijado en 2017. Ahora, cinco años más tarde, López Obrador ha asegurado que la obra, que contará con una capacidad para transportar 230.000 personas diarias, será una realidad antes de que concluya su mandado.
La promesa de López Obrador choca con las previsiones dadas a conocer previamente por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. En octubre pasado, durante un congreso del sector ferroviario, Manuel Gómez Parra, director general de Transporte Ferroviario y Multimodal de la Secretaría, informó de que la fase 1 y 2 estaban completadas, mientras que la etapa 3 tenía un avance del 60%. En total, el tren contará con siete estaciones y el recorrido total será de unos 39 minutos. El pronóstico del directivo perfilaba en ese entonces que las pruebas iniciarán principios de 2024 y hasta después se estaría en condiciones de entrar en operación. El funcionario reconoció, además, que enfrentaban problemas sociales e inconformidades de pobladores en el tramo 3, pero descartó que estas desavenencias fueran a frenar el avance del proyecto. El Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) será el encargado de operar el tren cuando entre en funcionamiento, una concesión que estará vigente hasta 2058.
El analista económico, José Luis de la Cruz Gallegos, explica que es evidente la necesidad de contar con un transporte ferroviario que una el Estado de México a Ciudad de México, dada la cantidad de afluencia diaria en este corredor. “Es bueno que a pesar de ser un pendiente de la Administración pasada, hayan buscado acabarlo en este Gobierno, porque las obras ferroviarias son fundamentales en el país para ponerse en sintonía con los transportes en Europa y Asia”, menciona. Para el analista, el tímido avance que el Gobierno de Peña Nieto logró en el sector férreo se puede apuntalar si esta Administración sí cumple con las metas de entrega previstas tanto para el Tren Maya —con sus 1.500 kilómetros de tendido férreo— como para esta obra que unirá dos polos estratégicos del centro del país.
De la Cruz Gallegos abunda sobre los costos del tren que la falta de permisos en los terrenos, las modificaciones en ruta obligan también a hacer adecuaciones en los presupuestos y finalmente, el hecho de que se haya tardado tanto en construir también encareció el coste de los materiales. “El precio de commodities que van desde minerales o energéticos y también algunos componentes más especiales, como los chips o equipo de cómputo, con todo este problema en la industria manufacturera mundial, han sido tres aspectos que se conjuntan y explican por qué la necesidad de destinar mayores recursos”, advierte.
La meta de este Gobierno es concluir 2.000 kilómetros de vías férreas, un plan ambicioso considerando que desde hace 60 años, los proyectos férreos en México han estado rezagados. Dentro de la iniciativa de López Obrador, el tramo que recorrerá el Tren Interurbano México-Toluca es una pieza medular. Los cerca de 30 millones de habitantes de esta área llevan casi una década esperando el banderazo de salida de esta obra con la que podrían acortar distancias.